En una iglesia de Los Ángeles, el cuerpo decapitado de un sacerdote yace en los escalones del altar. Lo más horripilante es que la cabeza del sacerdote ha sido reemplazada por la de un perro. El detective Robert Hunter se encuentra tras la pista de un asesino escurridizo y sádico, alguien que aparentemente tiene el poder de leer las mentes de sus víctimas y que no se detendrá ante nada para lograr su retorcido objetivo.