Creadores que se presentaron tiempos atrás con bocetos a mano, papeles recortados y pegados de cualquier manera. Los entregaban en el taller serigráfico de La Habana. El cartel cinematográfico se convirtió en la cara más visible del arte cubano en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo pasado. Por él rompieron lanzas Alejo Carpentier, Adelaida de Juan, Graziella Pogolotti, Manuel López Oliva, entre otros, en tierra cubana y Susan Sontag por ejemplo, en el extranjero. Luego declinó y hasta se temió por su existencia, para resurgir de entre las manos entusiastas de jóvenes creadores en los albores del s. XXI. Debido al volumen de carteles producidos y la pérdida de obras y datos, somos conscientes de que podrían existir ciertas omisiones en la información relacionada