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Estado do lote: Bom (muito poucos sinais de uso)
VISTA DE LA PORTADA DE LA MAJESTAD O PORTICO DE LA GLORIA, EN LA COLEGIATA DE SANTA MARÍA LA MAYOR EN TORO (ZAMORA)
MEDIDAS: 48,50x68cm
SE ENVÍA PROTEGIDO EN UN TUBO DE CARTÓN RÍGIDO
Es una de las principales portadas de la época protogótica en España (siglo XIII, reinado de Sancho IV de León y Castilla). Recientemente restaurada. No se utiliza hoy como tal puerta de acceso, sino que se exhibe al visitante en el marco de un recinto museístico que forma el atrio cerrado que la precede.
Sus arquivoltas ojivales, las profusas esculturas, el mainel y el tímpano, le confieren un hermoso aspecto.
Gráficamente narra la vida de la Virgen, de Cristo y el Juicio Final.
En el tímpano nos encontramos con el tema de la Coronación de la Virgen. Cristo coloca la corona en la cabeza de María, ocupando el espacio que queda libre en los laterales dos ángeles con candelabros, mientras que ángeles turiferarios se sitúan en el vértice.
En el dintel se representa la muerte de la Virgen, reposando en el lecho. Dos ángeles llevan su alma hacia el cielo mientras a los pies y a la cabecera se ubican los apóstoles. En el parteluz hallamos a la Virgen con el Niño en actitud de bendecir, mientras María le ofrece una flor.
En las arquivoltas se desarrolla una curiosa distribución. La interna se dedica a ángeles turiferarios; en la segunda aparecen san Pedro, santas y dos profetas; en la tercera se representan santos eclesiásticos; en la cuarta, obispos, abades y otros eclesiásticos; en la quinta se disponen santas mártires con su palma; la sexta está ocupada por músicos.
En la arquivolta externa se desarrolla el Juicio Final con Cristo, Varón de Dolores, en el centro, rodeado de la Virgen, san Juan y los ángeles portadores de los instrumentos de la Pasión. En la zona de la izquierda aparece la representación del Cielo y en la derecha el Infierno.
En las jambas se han situado ocho figuras: dos ángeles en los extremos y las otras no identificadas, a excepción de David y Salomón.
Las figuras gozan de un ingenuo realismo, imprimiendo el escultor singular belleza a cada una de ellas, consiguiendo una obra cargada de armonía.