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Escuela manierista española siglo XVI 122,6 x 76 cm Óleo sobre tabla Escena de Resurrección Pedro

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Número de itens: 1

Estado do lote: Algum defeito
Con restauraciones.

Escuela manierista toledana.

Siglo XVI.

“Aparición de Cristo a San Pedro en el mar de Galilea”.

Óleo sobre tabla.

Medidas: 123 x 76 x 8 cm.

Presenta restauraciones.

Por las características técnicas, como el modelado de las formas, las tonalidades utilizadas, el tipo de composición, en incluso los detalles estéticos utilizados en el tratamiento de las telas que conforman la escena, esta obra puede inscribirse dentro de la escuela manierista. La composición, que sigue un patrón de carácter clásico, ha sido concebida con los personajes principales dispuestos de tal modo que sus cuerpos conforman un triángulo. De esta manera la composición queda equilibrada y permite una fácil lectura de la temática representada. Cabe destacar el tratamiento del color, con una paleta de colores brillantes y saturados que aporta expresividad a la obra, armonizando así con la temática dramática representada.

Esta obra recoge el relato bíblico del nuevo testamento (Mateo 14:29-33) “Jesús le dijo: —¡Ven! Pedro salió de la barca, caminó sobre el agua y fue hacia donde estaba Jesús. Pero vio que el viento era fuerte, tuvo miedo, se empezó a hundir y gritó: —¡Señor, sálvame! Jesús de inmediato lo tomó de la mano y le dijo: —Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? Y cuando ellos subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca empezaron a adorarlo, y le dijeron: —¡Tú sí eres verdaderamente el Hijo de Dios!”

En la escena el apóstol y Cristo se sitúan en primer plano, frontales respecto al espectador. El gesto de Pedro es de ruego, mira suplicante a Jesús y alza los brazos para estrechar la mano que éste le tiende para salvarle de su hundimiento en el lago Tiberíades. Jesús aparece vestido de blanco como es habitual en las apariciones posteriores a la Ascensión. Tras los dos personajes se despliega un amplio paisaje panorámico, concebido a la manera flamenca. El conjunto debió ser de dimensiones notables, puesto que esta pieza debió ocupar una de las “calles” o secciones laterales, probablemente acompañada por otras escenas narrativas flanqueando una imagen central de san Pedro entronizado o, tal vez, una talla del santo. Es probable que el retablo original hubiera ocupado el altar principal de alguna parroquia. Tanto el tratamiento del paisaje como el de las ropas, con abundantes pliegues de aspecto rígido, “almidonado”, nos hablan de la asunción, y adaptación, de las aportaciones de la pintura manierista española.

Esta magnífica pintura muestra una de las escenas más conocidas y representadas de la vida de san Pedro, una de las apariciones de Jesucristo tras su resurrección, según la Biblia.

Como narra el Evangelio según san Mateo 14, 22-33, después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: “Tranquilícense, soy Yo; no teman”. Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua”. “Ven”, le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante Él, diciendo: “Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios”.

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